El cerebro dirige todo: regula latidos y respiración, interpreta estímulos de los sentidos, produce pensamientos, almacena recuerdos y modula emociones. No tiene piezas de repuesto; cada noche sin dormir o día sedentario acelera su desgaste. Dormir bien, moverte, comer omega-3 y cultivar relaciones son inversiones diarias que protegen tu activo más valioso.